“Nos encontramos en un contexto de incomodidad con la sociedad en la que estamos viviendo, frente a un centralismo extremo, y que se hace visible a través de las demandas de los movimientos ciudadanos que han comenzado a cuestionar el modelo de desarrollo, exigiendo al Estado respuestas ante atropellos e inequidades; donde la calle ha sido el espacio en que esos movimientos han manifestado su malestar: los estudiantes reivindicando una educación de calidad, pública y gratuita; los enfermos exigiendo derecho a la salud; los grupos ecologistas protestando contra la depredación del medio ambiente; los pueblos originarios exigiendo el reconocimiento que se les ha negado; las regiones mineras exigiendo, a través de paros, que un porcentaje de las utilidades del cobre quede en las zonas productoras.
Estos son algunos de los síntomas de una desazón colectiva por la forma en que el país se está desarrollando, a ellos hay que agregar otros, que pese a que no hacen ruido ni se manifiestan a partir de marchas o paros, están ahí, y es necesario abordar la situación de los migrantes y miles de chilenos y chilenas que siguen viviendo en la pobreza, en un país que se jacta de estar cercano a salir del subdesarrollo”.
DISCURSO INAUGURAL SEMINARIO INTERNACIONAL. Pensar Chile desde las Humanidades, las Artes, Ciencias Sociales y Comunicación: Territorio, ausencias, crisis y emergencias.