Su autor nos relata esta experiencia del horror en el mundo de los campos de concentración. Aquí no hay ficción, todo es verídico, bestial, no hay espacio para la imaginación. Esto hace que trascienda el testimonio común, incursionando en la novela autobiográfica, el ensayo filosófico, la psicología y la política, en los campos freudianos de la locura colectiva, todo lo cual la transforma en una obra maestra de un testigo del siglo XX que termina.