Los nietos y bisnietos de los colonos de entonces son hoy los más acérrimos enemigos del proceso de recuperación territorial del pueblo mapuche, además de notables próceres de la derecha chilena. En este libro se cuentan las historias de estas familias, desde su desembarco hasta nuestros días; aquí están los Matthei, Hutt, Stange, Kunstmann, Schilling, Ebensperger, Buschmann, Stegmaier, Heisse, Etchepare, Larroulet, Podlech, MacKay, Luchsinger y muchos otros.
COLONOS a sangre y fuego es un exhaustivo trabajo de investigación y crónica que aborda un tema que no había sido trabajado en profundidad hasta nuestros días: el detalle del origen y descendencia de los colonos europeos en el sur de Chile. Se relata aquí la llegada y desarrollo de cada una de las familias que, con el auspicio y la inversión del Estado, arribaron y se establecieron en el territorio arrebatado al pueblo mapuche y a los campesinos chilenos, con el fin de incorporar aquellas ricas tierras al proceso de expansión capitalista.
La obra de Lagos Mieres cuenta con el respaldo documental de archivos de la época, notas de prensa, legajos notariales y genealogía probada.
Con el paso de las décadas, en cada generación, al menos un miembro de cada linaje se encumbró a las esferas de la alta política en beneficio de sus negocios y prebendas: Ministros, intendentes, gobernadores, alcaldes, jueces, notarios, altos mandos de las Fuerzas Armadas y Carabineros, presidentes de multigremiales. En sus carreras políticas primó siempre el más frío pragmatismo, haciéndolos transitar, según conviniera, entre los partidos Liberal y Conservador, la Democracia Cristiana y el Radical, para recalar en cada caso en los actuales Evópoli, Renovación Nacional (RN) o en la Unión Demócrata Independiente (UDI).
Los nietos y bisnietos de los colonos de entonces son hoy los más acérrimos enemigos del proceso de recuperación territorial del pueblo mapuche, además de notables próceres de la derecha chilena. En este libro se cuentan las historias de estas familias, desde su desembarco hasta nuestros días; aquí están los Matthei, Hutt, Stange, Kunstmann, Schilling, Ebensperger, Buschmann, Stegmaier, Heisse, Etchepare, Larroulet, Podlech, MacKay, Luchsinger y muchos otros.
Un proceso que se inició durante la segunda mitad del siglo XIX, cuando el Estado de Chile se empeñó en conquistar las ricas tierras al sur del Biobío, hasta entonces “dominio de indios bárbaros e incivilizados”. Las campañas militares avanzaron de modo paralelo con la ocupación de los nuevos territorios.
El Agente de Colonización del Gobierno de Chile, Vicente Pérez Rosales, fue designado para poblar el sur de este país con “industriosos y civilizados” colonos alemanes. Vicuña Mackenna coincidía con que la primera prioridad debían ser los alemanes, pero no debían descartarse los italianos, suizos, vascos, belgas, ingleses, escoceses, irlandeses y franceses. Se abrieron oficinas de reclutamiento en Europa y los barcos comenzaron a llegar cargados de familias que, las más de las veces, huían de la pobreza en Europa, no tenían experiencia en el trabajo de campo, ni contaban con capital propio o la refinada cultura que se les atribuía por sus orígenes.
A cada recién llegado se le hizo entrega gratuita de numerosas hectáreas, materiales de construcción, herramientas de trabajo, estipendios mensuales y la exención del pago de impuestos. Con el paso de los años, se expandieron las propiedades familiares mediante la usurpación de tierras mapuche y la endogamia entre colonos, hasta tapizar de latifundios el sur chileno y consolidar un contingente de eficientes personalidades que manejan los hilos del poder en nuestro país.
Ceibo
2024
