La de Spinoza fue una vida filosófica disidente, aunque no una 'filosofía de la deserción'. Desertor es quien abandona, el que se aparta, el que abjura de su lugar -sus dos remisiones fundamentales son la guerra y la escuela- y de sus funciones o tareas. Desierto es lo abandonado, el territorio que es desertado por completo. La de Spinoza no es una filosofía de la deserción sino de la disidencia porque su ruptura no abandona el lugar ni escamotea el trabajo sobre él; si rompe, es para iniciar, explorar y generar de otro modo. Se tratará de una ruptura que no es autónoma de la pregunta que interroga sobre cómo vivir-juntos.