¿Cuál podría ser, hoy por hoy, la condición del pensamiento crítico –el destino mismo del pensamiento- ante el paisaje instrumentalizado y complaciente de la medianía neoliberal? ¿Dónde se inscribe el deseo, el querer del querer, la pasión que moviliza y da su cuerpo a la escritura de un proyecto intelectual capaz aún de encarar y asumir el riesgo impostergable de la ubicación de su piel?¿Cómo nombrar la experiencia del desastre, los restos que transitan la memoria de la catástrofe e inscriben su verdad fracturada, rota, sobre la superficie de esa piel? Entre lo irreductible e indecible del residuo y cierta apuesta estratégica en la condensación expresiva y reparadora de la metáfora, se ubica e interviene –alerta y combativa- la escritura de Nelly Richard en este libro fundamental. Apoyado sobre un relato fuerte –ficción de la crítica desde donde se reflexiona precisamente sobre la localización y el deseo del sujeto del saber.
Residuos y metáforas es acaso uno de los libros más complejos e incisivos de la autora. Se trata de una escritura crítica que cruza y desborda las formas del saber disciplinario, no sólo por su riguroso recorrido de problemáticas frecuentemente ocluidas o reificadas por los esquemas académicos, sino también por su notable trabajo que conmueve la forma y el ordenamiento mismo de los nombres del saber. Residuos y metáforas traza el doble movimiento de una intensa reflexión sobre las instituciones culturales y dispositivos del orden neoliberal, al mismo tiempo que explora los puntos de quiebre, líneas de fuga y desarreglo, excesos y desbordes producidos por prácticas estéticas y cotidianas que interrumpen el curso delineado por la lógica instrumental hegemónica. En las fisuras abiertas por estos focos de intensificación y conflicto, Nelly Richard lee el fulgor de la sorpresa, el acontecimiento a veces mínimo y transitorio que se zafa y rompe la serie, las “pequeñas fugas utópico-deseantes” que permiten pensar la posibilidad del cambio y el itinerario de un proyecto intelectual crítico y alternativo, desde una escritura que despliega una energía performativa muy rara en nuestro fin de siglo
