"Revolución se convertirá en la palabra más reivindicada y satanizada del siglo XX. Sus defensores la enarbolarán para referirse al inminente resarcimiento de los pobres frente a la excesiva opresión vigente; los detractores la descalificarán por ser el símbolo de la destrucción de la civilización occidental; los obreros la convocarán para anunciar la solución a las catástrofes sociales engendradas por los burgueses. En contraparte, los ideólogos del viejo régimen le atribuirán la causa de todos los males, desde el enfrentamiento entre Estado y la disolución de la familia, hasta el extravío de la juventud".