El título, Pensar sin asideros, proviene de la descripción que la propia Arendt hace de su actividad como pensadora, una actividad que la autora tuvo que llevar a cabo sin los pilares de apoyo tradicionales —políticos, filosóficos, morales o religiosos—, pues estos habían desaparecido con el surgimiento del totalitarismo. En su conjunto, los ensayos, conferencias, reseñas, entrevistas, cartas y discursos aquí incluidos dan fe de la incansable actividad de la mente y del carácter de la autora, al tiempo que familiarizan al lector con una figura que apenas ha sido comprendida y que solo ahora comienza a ser apreciada. Arendt era una pensadora en busca no de la verdad metafísica, sino del significado de las apariencias y de los acontecimientos. No ofrecía respuestas, sino preguntas, y si escribió lo que pensaba, fue fundamentalmente para ayudar a otros a pensar por sí mismos, a descubrir que todas y cada una de las hebras de la libertad humana están entretejidas con el coraje.