Prevalecen en la actualidad las lecturas posmodernas de Nietzsche como un espíritu libre que proclama su inmoralismo, defiende la autocreación y aconseja la abstención política. Lo que esas lecturas no toman en cuenta es que Nietzsche se distancia de la política moderna porque ve en ella un obstáculo para el desarrollo de una cultura aristocrática. Para Nietzsche, la cultura aristocrática es compatible con formas de autoridad tradicional y carismática, pero absolutamente recalcitrante a la legalidad democrática.