El presente volumen representa una contribución decisiva para aquello que Lukács denominó el “renacimiento del marxismo”. Se trata de convertir la obra de Marx en objeto de un estudio riguroso, con perspectivas reales y definidas: comprender el mundo y avistar sus posibles vías de transformación.
¿Qué significa esa línea conductora que apuntaló la posición de Chasin frente al pensamiento de Marx y que marcó el carácter de su orientación? En términos breves, la respuesta es la siguiente: el estatuto ontológico es el orden del reconocimiento o la reproducción teórica de la identidad, la naturaleza y la constitución de las cosas en sí (seres o entes) por parte de sus complejos categoriales más generales y decisivos. Es, pues, la teoría del reconocimiento de la objetividad histórico-inmanente en sus distintas formas y representaciones. Es el momento más abstracto del reconocimiento de la identidad de las cosas en sí; en cuanto tal, uno de los momentos distintos de la unidad del saber, del que participa un segundo momento, bajo una forma concreta, que es la ciencia. Así, la ontología marxiana no es un sistema de verdades absolutas y abstractas, sino un estatuto teórico, cuya fisonomía es trazada por un haz de lineamientos categoriales en cuanto formas de existencia del ser social.