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Nuria Giniger/Rodolfo Kempf

Libre de humo. En sayo crítico sobre desarrollo, ambiente y emancipación

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En este sentido, la obra destaca que Vivir Bien “es disfrutar de todas aquellas capacidades de salud, de bienestar, de dignidad, de paz, de hermandad, que la humanidad ha sabido conquistar hasta aquí, pero de las que hoy solo hacen pleno uso un puñado de seres humanos. Para ello, la decisión de qué, cuánto, cómo y por qué se produce y se distribuye precisa ser socializada lo antes posible, para configurar un modo de vida respetuoso con el resto de las especies que habitan nuestro planeta. La lucha por la propiedad pública del suelo y del conjunto de los bienes comunes, la disputa por la planificación democrática centralizada y la perspectiva del desarrollo en términos socialistas (es decir, sin privilegios ni desigualdades), permiten volver a inclinar el campo de batalla de la naturaleza a favor de los pueblos.”A continuación, un fragmento del libro Libre de Humo: Ensayo crítico sobre desarrollo, ambiente y emancipación. Autores Nuria Giniger y Rodolfo Kempf, prólogo de Juan Ramón Quintana. Coedición de la editorial Cienflores y el Ceil Conicet.

DEL CAPÍTULO EN EL NOMBRE DE LA NATURALEZA:


«La relación entre naturaleza y cultura es uno de los debates sociales actuales más significativos. El capitalismo, en tanto modo de producción que se basa en la propiedad privada y la apropiación del trabajo humano ajeno, se sustancia precisamente en el seno de esta relación de explotación y dominación. La colonización de América latina y el Caribe, Asia y África como piedra fundamental de la “llamada acumulación originaria” se articuló en derredor de la extracción de la naturaleza: mineral, vegetal y animal, incluyendo por supuesto a los humanos (nunca perder de vista el tráfico de esclavxs). Las modificaciones ambientales (y climáticas) no se hicieron esperar, pues más de cinco siglos de saqueo implicaron e implican profundas desigualdades e injusticias.
A mediados del siglo XIX, con la configuración de los Estados nacionales en Nuestra América, el bloque de las clases dominantes configuró a fuerza de masacres una serie de sentidos y concepciones que permitieron (y aún permiten) justificar la destrucción creadora en clave desigual que produce el capitalismo.
Solo recordemos la antinomia “civilización o barbarie” para dejar atrás a la naturaleza y a lxs “naturales”, en pos del progreso y la modernidad.
Más acá en el tiempo, las clases dominantes también proponen nociones hacia adelante, que prometen un futuro mejor. Una de las nociones en esta clave es la de “sustentabilidad”.
Estos enfoques que se proponen a sí mismos como superadores no pretenden “superar” el capitalismo, sino por el contrario, avanzar en su profundización y extensión territorial. Se trata de una idea que procura “satisfacer” las necesidades del presente, sin comprometer la existencia del futuro. Pero lo que se sustenta (o se sostiene) son los negocios y la forma capitalista de organización de la sociedad.
La hegemonía de las clases dominantes implica que los intereses particulares de esas clases se constituyan en el interés general, en el interés de todxs. En este sentido, muchas veces estos enfoques se convierten en las propias perspectivas con que los pueblos intentamos vivir e incluso, sobrevivir.

CIENFLORES

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