En la primera parte del libro, Clarisa Hardy analiza las encuestas de hogar de dieciocho países latinoamericanos, constatando que ya no es la pobreza el fenómeno social dominante, sino nuevos sectores sociales medios vulnerables, caracterizados por su inseguridad económica. El trasfondo de esta estratificación social es la multidimensional desigualdad latinoamericana que, encarnada en el ámbito educacional y laboral, se manifiesta en inequidades distributivas que se ven agravadas por el origen social, condiciones de género, edad y territoriales. Este análisis permite concluir que son las desigualdades las que impiden que el crecimiento económico sirva, una vez que se ha salido de la pobreza, para consolidar condiciones económicas seguras en la mayor parte de las sociedades. En la segunda parte, la autora propone una tipología de países que da cuenta de la heterogeneidad de una América Latina que, teniendo elementos compartidos y tendencias comunes, muestra diferencias nacionales importantes. Finalmente, a partir de la evidencia desplegada, en la tercera parte se aborda el reto pendiente de cohesión social a través de una agenda organizada en torno de tres ejes: la consolidación de sistemas de protección fundados en derechos garantizados, la promoción de la igualdad para las mujeres y, finalmente, en la necesidad de darle sustentabilidad política, institucional y fiscal a una agenda latinoamericana de cohesión social. En definitiva, señala la autora, la cohesión social no es un programa de gobierno, sino un proyecto de sociedad dirimido democráticamente.