La obra de Miguel Hernández continúa el trabajo de los grandes vanguardistas españoles (Vicente Aleixandre, Federico García Lorca, Gerardo Diego, Rafael Alberti) y se escribe en una simbiosis cada vez más directa entre sus orígenes campesinos y las búsquedas de una vanguardia que retoma los mejores logros de su tradición (la mística el siglo de oro, el renacimiento, la épica), con un estilo sintético y agudo, impregnado de armonías rítmicas cercanas a las canciones de su niñez y su infancia.