Crónica literaria que relata la vida de Pedro Balmaceda, el hijo del presidente. Su frágil salud lo condenó a una vida fugaz, pero su inteligencia y sensibilidad lo llevaron, en corto tiempo, a ser un adelantado, que organizaba tertulias literarias en el Palacio de la Moneda, se codeaba con artistas e intelectuales de la época y le mostraba el camino al joven Rubén Darío que lo llevaría a convertirse en el "príncipe de las letras castellanas".