Diez cuentos negros retratan los diversos infiernos, todos ellos asentados en una sociedad enferma habitada por individuos solitarios que buscan cierta poesía en sus vidas. Asolados por el desamparo y la sobrevivencia, anhelan encontrar un sentido.
Ester Molina y Miguel Cancino, detectives privados, transitan por cinco de estos relatos investigando misterios aparentemente inofensivos, pero que a poco andar se convierten en catalizadores de situaciones latentes y perturbadoras. En los cinco cuentos restantes, como si fuera una continuación de las narraciones anteriores, se presentan secretos de la cotidianeidad, los que expresan la silenciosa tensión del malestar, que han de convertir en la antesala de una debacle.
Noches silenciosas en pleno toque de queda por la pandemia, casas aisladas con anfitriones desconcertantes en el Cajón del Maipo y el sur de Chile, viajes eternos en una Honda 125, personajes enigmáticos y fríos como glaciares, brujerías que se camuflan en lo cotidiano son las circunstancias que se despliegan por Providencia, Santiago Centro, el Cajón del Maipo, Quinta Normal, Estación Central y Peñalolén. Profesoras, escritoras, jóvenes anarquistas, madres y hombres en situación de calle, de manera lúcida e impotente, permanecen en una ciudad indiferente y enigmática.