El personaje de Cristóbal Colón reúne, en nuestra opinión, dos características atractivas para el autor, que quizás pudieron empujarlo a elegirlo como protagonista de una tragedia. En primer lugar,se trata de un hombre de mar,como Odiseo, uno de los faros en la vida de Kazantzakis, según él mismo confiesa en diversas ocasiones. Hay, por otro lado, un aspecto de la figura histórica que posee una atracción especial para aquél; Colón es el hombre que, firmemente confiado en una idea que parecía una locura, sale contra viento y marea a un aventura descabellada. El hombre que desafía toda prudencia y las
columnas de Hércules lanzándose al abismo a la conquista de una ruta desconocida. Añadamos a estos otros ingredientes: Colón va al frente de una empresa mesiánica presidida por el signo de la Cruz y tiene un final trágico, abandonado de todos y aherrojado en prisión. Esa doble vertiente de marino y de hombre visionario que, “borracho de estrellas”, en una expresión castellana muy del gusto del autor, rompe los límites de la tierra conocida guiado por la fuerza de su alma, es lo que pudo empujar a Nikos Kazantzakis a la elección del personaje.
NIKOS KAZANTZAKIS
Escritor y traductor griego, nació en Candia (hoy Heraclion), en la isla de Creta, y estudió en la Universidad de Atenas, donde obtuvo el título de licenciado en derecho. Tras terminar sus estudios se trasladó a Francia;en la década de 1930 viajó por Europa, Asia y África, y escribió numerosos libros en los que combinaba las descripciones de sus viajes con comentarios personales y filosóficos. Tradujo las obras de Dante y Goethe, así como a diversos autores clásicos griegos al griego moderno, lengua de la que es sin duda uno de los más grandes maestros. También escribió ensayos, tragedias y poesía lírica y épica.