Benjamín, Martina, Vicente y Sofía, como tantos otros, son empujados a huir de Chile a cualquier lugar más seguro donde poder rehacer su vida. Como para cualquier refugiado será casi volver a nacer. Extraños en un paraíso blanco, Canadá se convertirá para ellos en su segunda patria.
Unas vidas que se cruzan y otras que se acompañan, obligadas a sobrevivir y a encontrar la felicidad lejos de su país, pero con el alma cosida a ella y a sus recuerdos; con el sueño permanente de volver algún día, de dejar de ser extranjeros, de colgar las cortinas, de deshacer las maletas... pero Canadá es ahora la tierra de sus hijos y de sus nietos.