Nuestro planeta Tierra está en pelñigro, y lo sabemos. Aunque no lo parezca, cada acción humana tiene una incidencia directa en el equilibrio de los ecosistemas que hacen posible la vida. Inconscientemente -y muchas veces a sabiendas- hemos causado mucho daño al ambiente que nos cobija. Ahora estamos en el límite crítico y es el momento de actuar, pensando en el bien de las generaciones futuras y actuales.
¡No hay tiempo que perder!
Juntos tenemos que salvar la humanidad. Más que de un deseo, se trata de un imperativo ético impostergable.
¡Todos somos responsables!
UNIVERSITARIA