Este libro indaga en el cine documental silente en Chile y Brasil y cómo este representa las identidades nacionales en el proceso de modernización de ambos países, interrogándose sobre los discursos cinematográficos y los espacios, sus características más relevantes y sus especificidades, a partir de los escasos fragmentos y películas sobrevivientes. La mayoría de las producciones de ambos países fue realizada desde la voz del poder de las elites civiles, militares, gubernamentales. La gran ausencia son los sectores populares, los marginados, lo indio, lo negro. Si en ambos países predomina la ritualidad del poder, y la presencia del Estado modernizador es evidente, en Chile es posible distinguir breves pero relevantes materiales sobre los obreros, mientras que en Brasil es mucho más visible la belleza del paisaje, más allá de la entonces capital Río de Janeiro.