El libro revisa las actas de la Comisión Ortúzar y el Consejo de Estado y describe cómo se fue articulando e imponiendo la visión autoritaria y conservadora que prevaleció en la Constitución de 1980. Ese relato está más lleno de contradicciones, confusiones y giros de lo que normalmente se describe de ese periodo, pero -en lo sustancial- deriva en lo que el autor define como los “nudos ideológicos” que sobreviven en la actual Constitución. Su parte orgánica reivindicó el ideal autoritario bajo la tesis de que la “democracia protegida” representaba los valores de la tradición histórica de Chile. En tanto, su parte dogmática tradujo a norma los principios del derecho natural, la subsidiariedad y el derecho de propiedad. Las sucesivas reformas democráticas que concluyen en 2005 desarmaron la mayoría de los mecanismos autoritarios, aunque sobreviven los relativos a los quórums legislativos y el Tribunal Constitucional. En cambio la matriz dogmática contemplada en las Bases de la Institucionalidad y las Garantías Constitucionales mantiene su núcleo conservador.A partir de ahí Insunza explora las claves democráticas para su reemplazo: las raíces de nuestro espíritu republicano y su derrotero democrático; las fuentes éticas de las tradiciones liberal-republicanas, socialcristianas y de la izquierda laica; los contrastes entre el pensamiento filosófico de Ratzinger y la versión neoliberal de la subsidiariedad, cómo el derecho de propiedad y la función social de la propiedad constituyen un balance de poder en la sociedad. Aborda, finalmente, el problema democrático de las ideologías en una Constitución, y que su superación no significa linealmente una “Constitución neutra”, sino que los derechos constitucionales resguarden el pluralismo y sistemas de equilibrio que permitan la deliberación y el ejercicio de la soberanía popular. |