Es un libro para tiempos terribles: el fascismo y el nazismo, tras destazar a España, amenazaban con controlar un mundo devastado por la guerra, mientras el feroz capitalismo rugía aplastando a la clase obrera. Rokha, consciente de la responsabilidad ética y estética del artista, no desespera ante el horror, sino que lo enfrenta, lo ordena y lo significa, forjando una lengua nueva, a la altura de los nuevos tiempos.
“Enfrentados a la naturaleza y al hombre interno, al gran enigma que plantea la existencia, peleando entre el ser y el no ser, su verificación dialéctica, a la sombra tremenda y sobrenatural de los símbolos, contestamos en este lenguaje, en el cual la eternidad relampaguea”, es el primer disparo de este poemario, en un brillante manifiesto teórico que desarrolla la síntesis de dos vertientes, aparentemente irreconciliables: la irracionalidad del arte y la racionalidad de la crítica política. La solución, no sólo es planteada, sino que es demostrada en las poderosas imágenes poéticas de los siete poemas que siguen a la dedicatoria.