Entre los diversos enfoques pedagógicos posibles en favor de la integración de una dimensión ambiental en los procesos educativos escolares, los juegos y la simulación parecen ser especialmente convenientes. El juego permite tomar en consideración diversos factores (naturales, sociales, culturales, etc.) así como valores, intereses y comportamientos de distintos individuos (políticos, empresarios, trabajadores, científicos, informadores, el público en general, etc.), susceptibles de contribuir a la solución de los problemas del medio ambiente.