Presenta un contexto general de interrogación de los límites del pensamiento. Interrogación por sus constricciones y gravámenes. Pero, igualmente, interrogación por el propio límite, por la noción de margen, frontera o borde que lo constituye. Lo que se busca, al fin y al cabo, es interrogar con violencia la propia violencia del pensamiento, para así forzar el deber de un pensamiento-otro de cambiar de golpe las posiciones liberales e historicistas que aún dominan con propiedad y prioridad el nombre y la herencia marxista.