En el origen de este libro hay una preocupación por pensar y elaborar las vías gracias a las cuales las sociedades democráticas pueden afrontar las heridas y comprender los conflictos de su pasado violento reciente. Esto es, cómo tratar conceptualmente, políticamente, culturalmente, institucionalmente, desde una perspectiva democrática, el mal o el daño pasados.
Los ensayos que conforman Confrontando el mal se articulan en tres partes distintas. «Pensando el mal político» (I) da cuenta del mal en su propia realidad presente dentro de la comunidad política, tanteando un entramado de conceptos con los que entender su aparición histórica y su maleabilidad en distintos contextos. «Formas de producción de la violencia» (II) expone cómo lo que llamamos mal se da como una violencia que adopta figuras concretas en lo estructural, en la geopolítica, en la división y discriminación de género, o en las estrategias del miedo. «Después del mal y de la violencia» (III) explora las formas posibles y los límites para afrontar la realidad del mal después del mal, pues gestionar el paisaje después de la batalla comporta pensar en los modos de resolución de la violencia. Por estas páginas aparecen la presencia del trauma, la posibilidad del perdón y la reconciliación, las virtualidades de la narración, la resolución del daño, la eficacia y justicia de las reparaciones simbólicas, los límites de la representación de la violencia o la (im)posibilidad de construir una memoria colectiva... Sin pretender articular ese complejo de problemas de manera completa, se trata de reabrir permanentemente las demandas de la memoria y del pasado común, que solo una ilusión alevosa puede querer cerrar para siempre