En el contexto de siglos de racismo y explotación, la dignidad que transmite el porte de estas mujeres encarna lo que llegó a representar el movimiento zapatista: la resistencia de los marginalizados y los olvidados contra los poderosos. Campesinos convertidos en combatientes, madres devenidas liderasas revolucionarias. Decenas, cientos, miles de mujeres zapatistas reunidas, pequeñas, morenas, sus rostros cubiertos con paliacates colorados que ocultan su identidad individual, sus largas trenzas negras colgando en su espalda, sus puños salpicando el aire. Éstas han marchado, se han organizado, han sembrado semillas, tanto reales como simbólicas. Se han plantado frente al ejército mexicano y frente a sus esposos. Han transformado su vida, cambiando el mundo que las rodea.