El tema central de este libro es la calidad de la educación escolar. Se habla mucho de calidad, pero hay poca explicación sobre “qué hacer” al respecto. Simultáneamente, la educación enfrenta un siglo XXI complejo, muy cambiante y de alta incertidumbre. En cambio, la educación del siglo XX se desenvolvía en un entorno bastante estable: proporcionaba conocimiento y competencias que servían para los empleos existentes; la metodología de enseñanza consistía en repetición, memoria y resolución de problemas conocidos.
La educación escolar del siglo XXI tiene que estar orientada a la resolución de problemas desconocidos, pues este es el entorno que van a encontrar los egresados. ¿Quién lo enseña y cómo hacerlo? Gran parte de este libro está focalizado en el pensamiento crítico y la creatividad, que aparecen como las claves de la educación del futuro. ¿Cómo se enseñan y cómo se evalúan? ¿Cuál es el objetivo de la educación actual cuando la información y el conocimiento están disponibles por doquier? ¿Se necesitan escuelas en la era de Internet? Para poder responder estas preguntas en forma realista, el autor considera indispensable tener una visión histórica de la evolución de la educación.
Importantes capítulos del libro están dedicados a la problemática chilena y de América Latina, con evidencias empíricas de la brecha educacional que tienen respecto de los países desarrollados. Realidades acuciantes que necesitan ser conocidas y reflexionadas por autoridades responsables, profesores y padres que se propongan encarar adecuadamente la inminente educación del futuro