Las cartas que Vincent Van Gogh le escribió a su hermano Theo desde 1872 en adelante, constituyen una fuente biográfica única e invalorable para conocer los objetivos, pasiones, esperanzas y desilusiones del pintor. Son un testimonio vivido, casi al modo de un diario, en el que el gran artista da cuenta de su cotidianidad así como de su inestable salud física y mental. Después de haber inspirado biografías, películas, obras de teatro, documentales, estudios académicos y miniseries televisivas, estas cartas extraordinarias y conmovedoras se han transformado, a través de los años, en un grito desgarrado frente a la vida, en una utopía sobre la comunidad de artistas, en un gran documento humano que muestra al verdadero Van Gogh, por él mismo.