Este libro reúne trabajos que abordan los multifacéticos vínculos entre el desarrollo y la arqueología a inicios del siglo XXI en Argentina, Brasil, Colombia, Perú y Venezuela. Ofrece un panorama amplio y actual de los retos teóricos y prácticos derivados de encarar las ramificaciones de las ciencias sociales en Latinoamérica. Su objetivo central es invertir la mirada de la arqueología: del estudio del pasado hacia la construcción de futuros y de la práctica de campo hacia la teoría social.